Carta de Zuriñe Arratibel.

Soy una chica de 21 años de un pueblo cercano a Vitoria-Gasteiz.
He crecido en un ambiente familiar. Mi familia siempre me ha enseñado unos valores que me han ayudado durante mi infancia a conseguir mis sueños. Unos de ellos son la humildad, sinceridad, ser buena persona, etc.

Desde pequeña sabía que me quería dedicar al mundo de los negocios, a organizar y planificar proyectos en empresas. Siempre jugaba a organizar papeles, coger el teléfono… solía ayudar en lo que podía a mis padres en la contabilidad del negocio.

Para poder convertir mi sueño de ser directora de una gran multinacional, con 17 años me fuí a estudiar Administración de Empresas a Madrid.
Durante mis años académicos compaginaba mis estudios de la carrera, con idiomas, como inglés, francés y chino.
También dedicaba mi tiempo a hacer voluntariados locales (apoyo escolar) como internacionales (pasé un mes en Brasil con niños).

Cuando estaba en segundo de carrera, en el mes de mayo decidí volver a casa por unos fuertes dolores en la pierna derecha.
Lo primero que hicimos antes de llegar a casa fue pasar por urgencias y me diagnosticaron un osteosarcoma.
No era el diagnóstico que me esperaba y todos los planes y proyectos que tenía para ese verano cambiaron en un abrir y cerrar de ojos.

Tuve la suerte de estar acompañada, en el momento del diagnóstico, por mi madre y mi tía. Juntas hemos hecho un buen equipo y son quienes siempre me han acompañado en cada paso.

Fue un momento de replanteármelo todo, pero optamos por entender la enfermedad como una oportunidad de crecimiento personal y aprendizaje.

Desde entonce, decidí confiar en todas las decisiones que tomamos, y sobre todo en la vida.

En pocos días tuve muchos cambios a los que no estaba acostumbrada. Mi familia estaba siempre para apoyarme y hacerme entender que las cosas no son siempre como uno las planea.

En ese tiempo mi vida cambió en muchos aspectos. Dejé de tener estrés por querer controlarlo todo, me alejé de las personas tóxicas y me dediqué a mi misma, a cuidarme, a descansar y alimentarme bien.

Para cuidar mi cuerpo las cremas Oncology de María Dùol fueron muy especiales.
Gracias a estas cremas no tuve los efectos secundarios de la quimioterapia en la piel. Soy muy afortunada. Desde el primer día tuve la suerte de conocer María D’Uol y aplicarme las cremas.

Todos los días, el momento del baño y después, aplicarme el aceite reparador junto con el bálsamo reparador era uno de mis ratos favoritos. Me hacían tener una piel perfecta y además, tenía un olor riquísimo.

Estas cremas tan importantes para mí llegaron de una manera muy bonita. Conocí a María Unceta-Barrenechea, la fundadora de María D’Uol, en Madrid, cuando vivía en el colegio mayor Vedruna. Ella vino con motivo del 50 aniversario como antigua alumna a contarnos su trayectoria empresarial y su gran proyecto de cosmética oncológica.

A día de hoy, he crecido y evolucionado en muchos aspectos. Mis ambiciones a nivel laboral no son tan grandes, son más realistas, y cuando estudio lo hago para aprender y disfrutar.

Valoro mucho los momentos de calma, las risas con mis amigos, las charlas de sobremesa con mi familia… y sobre todo he aprendido a escuchar a mi cuerpo y hacer lo que me pide en cada momento.

Para mí dar algún consejo a alguien que pase por esta experiencia es difícil. Cada persona vive las situaciones a su manera y ninguna es mejor que otra, siempre es la adecuada para esa persona en ese momento.

Pero sí que le recomendaría algunos hábitos que a mi me han ayudado mucho.

• Escucha lo que te dice tu cuerpo, no entres en pánico, confía.
• La vida siempre te ofrece lo adecuado en cada momento.
• Libérate de las cosas que no te hacen sentir bien, de todas las cargas.
• Aléjate de las personas pesimistas y que no te aportan cosas buenas.
• Lee libros para aprender sobre la enfermedad.
• Positivízate de personas que hayan pasado por una situación similar y hoy están viviendo una vida plena y feliz.
• Para sentirte a gusto contigo mismo, aliméntate con comida sana y de buena calidad, haz deporte.