Los grandes olvidados del cuidado oncológico
A pesar de los avances en la medicina, y que cada vez existen tratamientos más eficaces, los pacientes oncológicos continúan atravesando grandes retos, tanto físicos como emocionales, al enfrentar la batalla del cáncer. La quimioterapia y la radioterapia son tratamientos abrasivos que causan alteraciones y afectan todas las células del cuerpo.
Por este motivo, las personas que se someten a los procedimientos necesarios para lograr vencer esta enfermedad, también se ven afectadas por las consecuencias que generan los efectos secundarios que estos proporcionan, y de esta manera, se convierte en una lucha más ardua.
Es por ello que, aunque los efectos son transitorios, y suelen desaparecer con el tiempo, es importante prestar especial atención a zonas del cuerpo que suelen quedar en el olvido, como lo son las manos y los pies.
En María D'Uol sabemos que es difícil afrontar esta enfermedad, pero somos conscientes de que la información oportuna puede dar tranquilidad a todo el que esté atravesando este proceso.
Por eso, para ayudarte a sobrellevar los cambios que suelen presentarse, hoy queremos recordarte que otra parte importante del tratamiento oncológico es, precisamente, el cuidado de la piel, indispensable para estar bien tanto por dentro y como por fuera, y así evitar otras posibles complicaciones.
Aparición de enrojecimientos, lesiones e irritaciones
Los tratamientos para el cáncer y sus efectos adversos afectan al cuerpo en general, por lo que es muy común que los pacientes presenten dolor de cabeza, muscular o estomacal, mucho cansancio, neuropatía y, muy frecuentemente, variaciones en la piel durante el proceso de quimioterapia y radioterapia. Por lo que, las manos y los pies, merecen atención y cuidados muy especiales a lo largo de este periodo.
Estas zonas tienden a presentar rojeces o lesiones que pueden causar dolor y ser muy molestos en la vida cotidiana.
De la misma manera, los efectos producidos por los tratamientos de radioterapia suelen ocasionar heridas cutáneas que van desde el enrojecimiento, hasta la irritación con aparición de úlceras, hinchazón y enrojecimiento, así como sensación de cosquilleo o adormecimiento, alta sensibilidad, aparición de ampollas o úlceras, durezas y callosidades.
En María D’Uol queremos compartir contigo algunos consejos que te pueden ayudar para prevenir y aliviar estos síntomas:
- Después de cada ducha, la piel se encuentra muy sensible. Por ello, procura secar delicadamente tus manos y pies después de ducharte o bañarte.
- Refresca tus manos y tus pies con bolsas de hielo, agua del grifo fresca o una toalla húmeda durante 15 o 20 minutos. Pero recuerda que no debes aplicar el hielo directamente sobre la piel.
- Evita el contacto con sustancias químicas abrasivas, como las que se encuentran en jabones para la ropa o productos de limpieza para el hogar.
- No frotes tus manos y ni tus pies con lociones, para evitar que el movimiento genere alguna fricción.
- Usa zapatos cómodos y holgados que le permita al aire moverse libremente por tu piel. De la misma manera, intenta no caminar descalzo y, para evitar calzados molestos, utiliza pantuflas suaves y calcetines gruesos para reducir la fricción en los pies.
- Recurre a jabones y productos que no dañen la barrera protectora de la piel.
- Evitar dar caminatas prolongadas.
Manos y pies con sequedad, grietas y picor
Además, hay fármacos que ocasionan otros efectos secundarios causantes de dolor intenso en las palmas de las manos y plantas de los pies, tirantez en la piel de los pies, sensación de cosquilleo o adormecimiento.
Asimismo, al someterse a tratamiento de quimioterapia, suelen aparecer grietas y sequedad debido a que la piel se vuelve más frágil, sesión tras sesión. Por ello, te compartimos otras recomendaciones para contrarrestar estos síntomas:
- Intenta limitar el contacto con el agua caliente.
- Evita exponerte a fuentes de calor como saunas y rayos del sol.
- Prescinde de las actividades que requieran fuerza o roce de las manos como trotar, hacer ejercicios aeróbicos y practicar deportes con raqueta.
- Aplica con delicadeza las cremas para el cuidado de la piel, a fin de mantener las manos húmedas.
- Bebe mucha agua para que tu piel siempre esté sana e hidratada.
- Trata de no rascarte la piel, ya que esas zonas se encuentran más sensibles y puedes provocarte lesiones.
- Procura no usar perfumes o lociones que contengan alcohol. Así evitarás algunos efectos que pueden provocar irritaciones y aumentar la resequedad.
- Mantén las uñas cortas y evita hacerte manicuras.
Una vez haya culminado el tratamiento
Finalmente, hay que tener muy presente que una piel que ha pasado por muchos cambios, suele permanecer más frágil y más sensible a los traumatismos y a las infecciones durante meses, o años, una vez finalizado el tratamiento.
Por ello, lo más recomendable es continuar con estos cuidados durante algún tiempo una vez haya culminado todo el proceso.
De este modo, mantener una buena hidratación todos los días, proteger tu piel con productos y cremas que le proporcionen suavidad, usar protector solar y tratar tus manos y pies siempre con delicadeza, serán las mejores acciones a llevar acabo mientras la piel se renueva.
Recuerda que estos efectos son transitorios, y pronto toda tu piel volverá a lucir más radiante que nunca gracias a algunos de los productos que podemos ofrecerte en María D’Uol.
Sabemos que afrontar una enfermedad es un proceso largo, y muchas veces resulta difícil mantener la actitud positiva. Los efectos secundarios físicos y emocionales que presentan los pacientes oncológicos pueden convertirlo en otra batalla desafiante.
Sin embargo, muchos especialistas afirman que, cuidar tu aspecto corporal, a pesar del cáncer, ayuda a mejorar el estado de ánimo. Por lo que, estar a gusto con la imagen propia resulta muy beneficioso para aumentar el estado emocional y, por lo tanto, cambiar la manera de sobrellevar la enfermedad.
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